Por si queréis conocerme un poquito más, aquí tenéis una entrevista en el blog de la bloggera y escritora Annabel Navarro.
http://www.annabelnavarro.com/2014/11/yolanda-garcia-la-autora-de-el-caballero-tsiar/.
domingo, 23 de noviembre de 2014
sábado, 22 de noviembre de 2014
La novela
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martes, 29 de abril de 2014
Primer Capítulo...
Este es el primer capítulo de la novela dentro de la primera parte: El Asesino sin Rostro. La historia comienza...
1. EL CABALLERO DEL CÍRCULO MÁGICO
Llegó de entre las sombras. El tupido
bosque apenas dejaba pasar la luz de un sol que agonizaba en el atardecer. A
pesar de ello, pudo ver la silueta oscura y a caballo, parada a pocos metros,
observándole. No había hecho ningún ruido, nada le había advertido de su
acercamiento y, sin embargo, allí estaba. Teghan pestañeó temiendo que la sed y
el hambre hubiesen dado forma a una alucinación.
—¿Sois la oscura sombra de la muerte que
viene a buscarme? —preguntó con temor y esperanza al mismo tiempo—. ¿O acaso un
caballero solitario de paso?
El misterioso jinete no contestó. Hizo
avanzar a su caballo unos pasos y luego se detuvo. Teghan vio que iba cubierto
por una capa negra, cuya capucha sumía su rostro en la oscuridad.
—Si sois la muerte, ¡venid! ¡Os estoy
esperando! Y si no lo sois, ¡venid también y medid vuestra espada con la mía!
La figura a caballo no se movió.
—¡Vamos! —gritó Teghan levantándose
tambaleante—. ¿Por qué no venís? ¿Tan cobarde sois que no os atrevéis a cruzar
vuestro acero con un hombre que ya no tiene nada que perder?
Su voz sonó terriblemente patética en
medio del silencioso bosque. La montura del caballero vestido de negro lanzó un
resoplido. Detrás de Teghan, su propio caballo respondía mientras se derrumbaba
sobre la tierra desnuda y erosionada. La pobre bestia agonizaba. Teghan llevaba
esperando que ocurriera de un momento a otro.
El oscuro caballero hizo girar a su
cabalgadura para marcharse. Iba a dejarle allí, solo, a merced de una locura
que pronto acabaría por adueñarse de él.
—¡No! —exclamó con horror—. ¡No os
vayáis, por favor! No lo hagáis… —musitó cayendo de rodillas—. Ayudadme, os lo
suplico. ¡Ayudadme!
El desconocido jinete se detuvo y volvió
su encapuchada cabeza hacia él.
—Por favor —gimió Teghan—. Por favor,
socorredme. Me llamo Teghan, Teghan de Grenvark. Me hallo bajo un
encantamiento. Fue esa hechicera maldita —lloró débilmente—. Le dí una noche
pero ella esperaba más. Cuando la dejé, me siguió, despechada y al llegar aquí,
a lo más profundo del bosque, lanzó un conjuro sobre mí. Llevo atrapado en este
círculo mágico desde hace tantos días que he perdido la cuenta. He comido
cualquier animal que se ha atrevido a entrar en el círculo y cuanto he
encontrado bajo tierra —explicó señalando la tierra removida—. Y pronto habré
de comerme a mi propio caballo —musitó entre sollozos volviendo el rostro hacia
su moribunda montura—. La lluvia ha aplacado mi sed pero ya no sé cuánto tiempo
más podré resistir antes de morir o volverme loco…
Lloró con fuerza, avergonzado, sin
atreverse a mirar al misterioso caballero, temeroso de estar hablando solo. Sin
embargo, oyó el rumor amortiguado de los cascos sobre la hierba y, cuando
levantó la vista, el jinete estaba frente a él.
—¿Cuál es el enigma? —la voz del caballero,
inesperada, le sobresaltó. Sonó baja y grave, con matices de dureza.
—¿Enigma? —inquirió Teghan sorprendido.
—Casi todos los hechizos tienen un enigma
que ha de resolverse para romperlos. Los que no lo tienen sólo pueden ser rotos
por el mismo hechicero que los lanzó. Decidme, ¿cuál es el enigma de vuestro
hechizo?
Teghan titubeó.
—Ella… ella dijo que para romper el
hechizo había de batirme con un caballero pero que sólo la bestia oculta podría
liberarme… La primera parte puedo comprenderla pero el resto… ¿Acaso vos le
encontráis algún sentido?
El caballero negro tardó un poco en
contestar.
—Un caballero de la Orden del Dragón.
—¿Qué? —inquirió Teghan con un hilo de
voz.
—Los caballeros de esa orden llevaban un
dragón tatuado en el pecho —repuso el desconocido.
—La bestia oculta… —murmuró Teghan con
desolación dejándose caer sentado sobre la hierba húmeda. Después lanzó una
carcajada amarga. Los Caballeros del Dragón habían desaparecido hacía más de
quinientos años. Cyrelis, la hechicera, lo había sabido hacer muy bien. No
tenía salvación…
—Gracias —musitó con voz quebrada—. Otros
han huido nada más oír que estaba bajo un hechizo, temerosos de acabar
atrapados también. Pero vos os habéis quedado a escucharme. Os doy las gracias
por ello.
Se hizo un espeso silencio. El extraño
caballero tenía el rostro vuelto hacia un lado, como si estuviera pensativo.
Teghan le envidió por estar ahí fuera, libre. Él, en cambio, no podría llevar a
cabo la empresa que le había encargado su padre antes de morir. Quizás fuera
mejor así. Se resignó.
—Caballero —dijo con tristeza rebuscando
en su chaleco. Sacó una bolsa de monedas que abultaba muy poco y dejó caer el
contenido en la mano. Tan solo dos monedas de cobre…—. Esto es todo lo que
tengo. Si hubiera alguna forma de dároslo lo haría, a cambio de vuestro odre… —le tembló la voz—. Sólo quisiera beber un poco de agua y…
—“Y
dejarme morir” —pensó,
pero no llegó a decirlo.
El caballero pareció meditarlo. En vano,
a juicio de Teghan. Nada de lo que hubiera dentro del círculo podía salir y
todo lo que entraba quedaba atrapado allí para siempre. Pero aquel hombre
misterioso se apeó de su montura y, sin coger el odre, avanzó hacia el círculo
y adelantó una mano, provocando suaves ondas en el halo mágico y
semitransparente, que les separaba.
—¡No! —exclamó Teghan levantándose con
rapidez—. ¡No lo hagáis! ¡Si traspasáis la barrera quedareis tan atrapado como
yo!
—A veces, un enigma puede tener más de
una solución, para amargura del hechicero… —dijo el desconocido y, avanzando un
paso más, entró en el círculo.
Teghan le miró con la boca abierta, sin
poder creer lo que aquel insensato acababa de hacer. El caballero tenía la
vista baja y no podía ver su rostro oculto bajo la capucha. Le vio sacar
lentamente su espada y colocarla con la punta hacia arriba, en una clara
invitación para la lucha. Teghan, tras unos instantes de vacilación, aceptó el
reto. Desenvainó su acero y se lanzó contra él, desesperado. Por desgracia, la
contienda no podía durar mucho. Se sentía débil y torpe por la falta de
alimento, y en un forcejeo, Teghan se enfrentó de cerca al rostro envuelto en
sombras de su oponente. El temor le hizo trastabillar y la espada voló de sus
manos para clavarse en la tierra. ¡Sus ojos! ¡No eran humanos! Retrocedió un
paso asustado. Entonces creyó comprenderlo todo, qué otra solución podía tener
el enigma… Cerró los ojos y se hincó de rodillas frente al caballero negro.
—Ahora lo entiendo, no podía ser de otra
manera —dijo sin atreverse a mirarle—. Está bien, lo acepto. No sé exactamente
quién sois pero, por favor, os suplico… que sea rápido…
Notó que el caballero se inclinaba hacia
delante y esperó con la vista baja el impacto fatal de la espada. Sin embargo,
éste no llegó. Sintió, por el contrario, como una mano enguantada aferraba con
fuerza sus sucias ropas y, de pronto, se vio empujado bruscamente. Cayó sobre
la blanda hierba y rodó un poco. Aturdido, se incorporó para descubrir con
estupor que estaba fuera del círculo. ¡Era libre! Pero… ¿cómo?
El caballero seguía dentro. Le vio inclinarse
sobre el caballo moribundo y después, alzar su espada para dejarla caer con
fuerza. El animal dejó de sufrir. Tomó las escasas pertenencias del joven y
caminó hacia él.
—“No
podrá salir. No podrá hacerlo…” —se dijo Teghan con temor. El caballero, sin embargo, no halló
obstáculo alguno en su avance. El círculo había desaparecido. El hechizo se
había roto…
Su salvador se detuvo frente a él y le
entregó en silencio la manta y las vacías alforjas que había recogido.
—¿Có… cómo? —inquirió Teghan boquiabierto—.
¿Cómo habéis logrado romper el hechizo?
—Sois libre. Eso es lo único que debería
importaros —le atajó el desconocido pasando a su lado para dirigirse a su
montura.
—Pero… yo debo saberlo, ¡necesito saber
cómo lo habéis hecho…!
El caballero nada dijo. Se limitó a
montar sobre su caballo con la intención de marcharse.
—¡Decidme al menos cómo puedo pagaros por
ello! Daros las gracias no es suficiente…
—No me debéis nada...
—¡Os debo más que la vida! —insistió
Teghan—. Decidme una suma, un lugar y una fecha y yo os juro por Learen, la
Deinari de las Empresas Difíciles, que allí estaré…
—¡Basta! —exclamó el encapuchado con
dureza—. No hagáis que me arrepienta. ¡No quiero recompensas ahora ni nunca!
Y dio media vuelta con su caballo para
irse. Se alejó al trote sin despedirse siquiera mientras Teghan, frustrado, le
seguía con la mirada. El joven observó después a su alrededor. Se hallaba en
medio de un extenso bosque y la aldea más cercana distaría al menos diez
kilómetros. No tenía caballo y se sentía débil y desorientado. Pero era libre…
¡Libre!
Comenzó a caminar en la misma dirección
en la que había desaparecido su salvador. Las sombras de la noche empezaron a
caer sobre el bosque y poco después, la luz plateada de las dos lunas se abrió
paso tímidamente entre las frondosas ramas de los árboles. Teghan, algo
cansado, pensó en detenerse y buscar leña para hacer una hoguera pero, un poco
más adelante, reconoció sorprendido la silueta oscura del caballero y su
montura, inmóvil. Le esperaba. Quizás sí quería una recompensa después de todo…
Teghan se apresuró a llegar a su altura y
allí miró con ojos dubitativos al caballero. La mano enguantada de éste se
tendió hacia él.
—Os llevaré hasta la primera aldea que
encontremos… —dijo.
El joven, sonriendo, aceptó agradecido su
ayuda para subirse al caballo.
—Gracias —musitó mientras iniciaban la
marcha—. ¿Podéis decirme cuál es vuestro nombre?
El caballero no contestó. Teghan decidió
insistir.
—Mi nombre es Teghan, Teghan de Grenvark.
Me dirigía hacia el territorio de Elsenair para ver si algún noble de la zona
contrataba mis servicios como caballero. Y vos… ¿quién sois? ¿Hacia dónde vais?
Silencio. Teghan se armó de paciencia.
—Habéis de responder a algún nombre. ¿No
podéis decírmelo?
—Larney… —repuso el caballero finalmente.
—¿Larney? —repitió el joven extrañado—.
Larney… —volvió a decir pensativo—. No es un nombre muy común. Jamás lo había
oído. ¿Larney qué más?
—¡Larney nada! —le atajó el caballero con
irritación.
—Pero… habéis de ser de algún lugar,
debéis de pertenecer a alguna familia… ¡No podéis ser solamente Larney!
El aludido volvió lentamente su cabeza
hacia él y Teghan tragó saliva. Un rayo de luna iluminó una parte de su rostro
y pudo observar con inquietud sus ojos, nuevamente. Parecían felinos como los de
un gato. El corazón de Teghan se aceleró por el miedo. No, no parecían, ¡lo
eran! Se sintió como si estuviera siendo observado por un león o una pantera,
tan terrorífica era su mirada.
—Si apreciáis en algo vuestra vida,
permaneceréis callado hasta llegar a la aldea. Si no lo hacéis, os juro que le
haré un favor a la hechicera cortándoos la lengua…
Teghan no era cobarde pero le debía
demasiado como para hacerse el ofendido. No se tomó a broma su amenaza y guardó
silencio mientras el caballero espoleaba a su caballo para que fuera más
deprisa.
—“Es
un Lurai —se dijo pensando en aquellos extraños y perturbadores ojos—. Sí, debe de ser un Lurai. Por eso esconde su
rostro. Ahora entiendo por qué pudo romper el hechizo. ¡Que hecho tan terrible!
¿Cómo debería sentirse uno cuando un maldito hechicero ha hecho experimentos contigo usando animales? Debe… debe de ser espantoso…” —pensó con un
escalofrío y sintió compasión por el hombre que le había salvado.
Dos horas más tarde, divisaron por fin
una pequeña aldea junto a un río. El caballero dirigió su montura hacia lo que
parecía una posada. Sobre un trozo de madera desvaída se hallaba escrito el
nombre del local: “El Ciervo Vigilante”. Se trataba de una casa pequeña y más
bien destartalada que tenía algunas habitaciones para dar cobijo a los
viajeros. Era la única casa que aún conservaba un farolillo encendido en su
fachada. El resto de la aldea estaba sumida en la oscuridad de la noche. El
caballero desmontó después de que lo hubiera hecho Teghan.
—Entrad. Yo iré enseguida.
—Está bien —musitó Teghan sintiéndose
agotado y muy hambriento. Sacó las dos monedas de cobre que tenía—. Con esto
tengo para poder invitaros a una cerveza. Dejadme al menos que haga eso.
—Más os valdría comer algo —dijo Larney.
—Cierto —asintió Teghan con un suspiro—.
Aunque me muero por una cerveza fría, pediré una cerveza para vos y una sopa
para mí.
El caballero se encogió de hombros
mientras miraba en sus alforjas. Teghan entró en la posada. Se encontró en una
estancia de poco tamaño iluminada por pequeños candiles y con un par de
ventanas cuyos postigos estaban cerrados. Tan sólo había cinco mesas rodeadas
de bancos de madera y taburetes. Al fondo, sobre una chimenea de piedra
apagada, se hallaba colgada una enorme cabeza de ciervo, con impresionantes
cuernos, que había visto mejores épocas y que, tal como aseguraba el nombre de
la posada, parecía vigilar a cuantos entraban allí. Un rollizo posadero se
encontraba limpiando con desgana el mostrador pero cambió de actitud al ver
entrar a Teghan. Éste, algo avergonzado de la suciedad de sus ropas, pidió sopa
y cerveza y se sentó en una de las mesas, en espera del caballero.
Éste entró poco después y se dirigió al
dueño de la posada. Se puso a hablar con él, en voz baja, y Teghan creyó
observar cómo el orondo hombretón palidecía por momentos. En aquel preciso
instante, una muchacha le trajo lo que había pedido, obstaculizándole la
visión. Cuando ella finalmente se apartó, el caballero y el mesonero, ya no
estaban.
Teghan frunció el ceño. ¿Dónde se había
metido el caballero Larney? ¿Había tomado quizás una habitación y se había
retirado a ella? ¿O había vuelto a salir?
El posadero apareció por la puerta
llevando una bandeja. Se detuvo ante Teghan y dejó sobre la mesa estofado de
carne, pan y patatas especiadas, además de una jarra enorme de vino caliente y
aromático.
—¿Y el caballero que venía conmigo? —le
preguntó Teghan extrañado—. ¿Sabes dónde se ha metido?
—Gracias a los Deinaris se ha marchado —repuso el hombre con aspecto asustado.
—“¿Se
ha ido? ¿Sin despedirse?” —pensó el joven contrariado mirando distraídamente la comida que el posadero
acababa de traerle.
—¿Sois amigo suyo? —preguntó el posadero
con desconfianza.
—No —repuso Teghan—. Le he conocido hoy.
Me ha salvado la vida…
—Entonces es que debía de tener un buen
día. Habéis tenido mucha suerte —dijo el dueño de la posada algo sorprendido.
—¿Qué quieres decir? —preguntó el joven
confuso—. ¿Y por qué me has traído esta comida? Yo no la he pedido…
—¡Por todos los Deinaris, caballero! ¿Es
que no sabéis con quién estabais? ¡Era un Tsiar!
—¿Estás bromeando? —inquirió Teghan
estupefacto.
—¿Bromeando? ¡Era un Caballero Tsiar! He
visto el Beloram bajo su capa. Y si eso no hubiera sido suficiente, sus ojos
relucientes y demoníacos lo han dicho todo —aclaró el mesonero con un
escalofrío—. Estoy casi seguro de que es aquél al que llaman “Ojos de Rhumk”.
Dicen que el hechicero que le esclavizó hizo experimentos con él antes de
convertirlo en un Ténebro y que es tan despiadado y carente de escrúpulos que
sería capaz de asesinar a un recién nacido por una miserable moneda de cobre.
Allá por dónde pasa va dejando un rastro de cadáveres… —terminó diciendo el
hombre con un estremecimiento.
Teghan se levantó de pronto del banco y,
rápidamente, salió a la calle. Parado en la puerta vio que el caballero negro y
su montura habían desaparecido. Era noche cerrada y por mucho que intentó
escudriñar entre las sombras, no logró ver nada.
—No pensareis en iros, ¿verdad? —oyó
decir al posadero a su espalda—. Si lo hacéis me veré en serios aprietos. El
Tsiar ha sido especialmente generoso con vos. Me ha entregado un buen puñado de
monedas por daros cobijo durante tres días, comidas incluidas. Y por si eso
fuera poco me ha hecho jurar por mis antepasados que os conseguiría el mejor
caballo que pudiera encontrar. Pero me ha amenazado con regresar y arrancarme
la piel a tiras si se entera de que no he llevado a cabo cada una de sus
peticiones —se hizo un tenso silencio seguido de un gimoteo—. Por favor, tened
piedad de mí y no os vayáis…
Las nuevas revelaciones del dueño de la
posada dejaron a Teghan aún más sorprendido y desconcertado. ¿Un Tsiar? ¿Un
asesino sin escrúpulos, sin moral? ¿Un ser brutal y despiadado? Todo aquello no
encajaba con el hombre que le había salvado la vida. No, en absoluto…
—Pierde cuidado –le tranquilizó—. No seré
yo quién te convierta en el objetivo de la furia de un Tsiar. Enseguida entro.
Oyó al posadero lanzar un suspiro de
alivio y alejarse hacia el mostrador. Teghan se quedó un poco más en la puerta.
Todavía no era capaz de salir de su asombro.
—“Bien,
Larney, Caballero Tsiar, “Ojos de Rhumk” o como demonios os llaméis —se dijo echando un último vistazo a la
oscura calle—. Me da igual lo que seáis.
Yo no soy persona que olvide un favor hecho, y menos uno tan grande. No importa
el tiempo que haya de pasar, algún día volveremos a encontrarnos. Lo sé. Y os
recompensaré por todo cuanto habéis hecho por mí. Lo juro…”
Tras aquella promesa, Teghan entró de
nuevo en la posada.
lunes, 28 de abril de 2014
EL CABALLERO TSIAR 1: EL ENIGMA DE "OJOS DE RHUMK"
SINOPSIS
Larney desconoce sus orígenes y la razón de su peculiar e inquietante aspecto. Su vida ha estado marcada por las torturas, el dolor y el sometimiento. Entrenado desde niño, física y mentalmente, para ser un Ténebro y después un Tsiar, un asesino a sueldo, no le han dado la oportunidad de ser otra cosa. En su solitario camino se encontrará con sentimientos desconocidos para él: la amistad, la confianza y sobre todo, el amor que jamás creyó que podría merecer... El providencial encuentro con un mago, le hará replantearse quién es y temer cada vez más sus extraordinarios e inexplicables poderes. Cuando cree haber dejado su pasado atrás y hallado la posibilidad de una nueva vida, el cruel destino se encargará de hacerle volver a sus oscuros comienzos. No sabe que quizás, conocer su identidad, pueda ser la clave para salvar el futuro de su mundo de un poderoso enemigo, todavía oculto entre las sombras...
Larney desconoce sus orígenes y la razón de su peculiar e inquietante aspecto. Su vida ha estado marcada por las torturas, el dolor y el sometimiento. Entrenado desde niño, física y mentalmente, para ser un Ténebro y después un Tsiar, un asesino a sueldo, no le han dado la oportunidad de ser otra cosa. En su solitario camino se encontrará con sentimientos desconocidos para él: la amistad, la confianza y sobre todo, el amor que jamás creyó que podría merecer... El providencial encuentro con un mago, le hará replantearse quién es y temer cada vez más sus extraordinarios e inexplicables poderes. Cuando cree haber dejado su pasado atrás y hallado la posibilidad de una nueva vida, el cruel destino se encargará de hacerle volver a sus oscuros comienzos. No sabe que quizás, conocer su identidad, pueda ser la clave para salvar el futuro de su mundo de un poderoso enemigo, todavía oculto entre las sombras...
GLOSARIO
ÁKARAN:
Una de las cuatro grandes islas creadas por Sihana,
habitada por varias razas de duendes, humanos y otros seres de distinta naturaleza. En ella se
desarrolla la historia.
AMRAE:
Gobernador, máximo mandatario de cada uno de los tres territorios humanos. Los territorios
son Lébarik, Elsenair y Razgrad.
BELORAM: Aro grueso de plata, abierto, que se coloca en el cuello y cuyos extremos están adornados por las cabezas esculpidas de dos Ygrows. Es el distintivo de los Tsiar.
BHARYS: Los Hijos del Desierto, bellos humanos, altos y de piel oscura, que viven en lo más profundo del territorio de Bharayn, llamado también Los Yermos.
DEINARIS:
Seres con forma humana, invisibles e inmortales, creados por Sihana, la Diosa
Creadora. Se les atribuyen poderes mágicos y se les construye templos, donde son venerados como dioses por la mayoría de los mortales. Hubo un tiempo en que
tuvieron el don de hacerse visibles y tangibles a los ojos de los hombres.
DIOSA CREADORA: Su nombre era Sihana. Responsable de la creación de Ákaran y de todo cuanto hay en ella, vivió entre sus gentes hasta que un día desapareció misteriosamente.
DUENDES: Seres con semejanza humana pero de menor tamaño caracterizados por tener las orejas puntiagudas. Hay varias razas:
Alfar
del Este
Alfar
del Norte
Ankomins
Menaikas
Talmar
HIJAS DE LOS ELEMENTOS: Espíritus femeninos de la Naturaleza, creados por Sihana a partir de los cuatro elementos primordiales de la vida. Así pues, son las siguientes:
-Hijas
del Agua: Las Ondinas.
-Hijas
del Aire: Las Serendall.
-Hijas
del Fuego: Las Hígnias.
-Hijas de
la Tierra: Las Náyades.
KEIFEL: Planta de cuyos frutos se obtiene un líquido espeso y oscuro, de sabor entre amargo y dulce, muy parecido al café y que lleva el mismo nombre que la planta.
LURAIS: Se llaman así todos los hombres y mujeres que tras sufrir experimentos de mutación con animales, por parte de los hechiceros, han sobrevivido y logrado escapar de sus captores. Se dice que los Lurais han llegado a formar una comunidad en un lugar secreto a salvo de hechiceros y del desprecio y la compasión del resto de las gentes
M'AYIR: Según la leyenda, Sihana utilizó gran cantidad de energía para crear Ákaran y parte de ella, permanece latente en aquellos lugares donde la naturaleza tiene mayor presencia. Son muchos los habitantes de Ákaran que nacen con ese poder, dividiéndose en Magos y Hechiceros.
MULLGRINS: Seres con apariencia humana, de gran tamaño y fuerza física, de ojos pequeños y oscuros, dos orificios por nariz y una enorme boca desproporcionada y sin labios. Tienen largas cabelleras encrespadas y cuerpos muy velludos. Llegaron desde más allá del Mar de Barennia, en tiempos remotos y trataron de invadir Ákaran. Tras el fallido intento, los pocos que sobrevivieron, se refugiaron en la región de Yeodim, un lugar inhóspito de donde apenas salen por temor a represalias.
MUTACIÓN: Experimento, ayudado de conjuros, en el que un hechicero intenta traspasar partes animales a seres humanos o duendes.
NAIAS: Seres, ni duendes ni humanos, de cuerpo estilizado y gran estatura, provistos de pequeñas alas trasparentes, que viven en la región de Tyri-Anm, territorio de difícil acceso situado al noreste de Ákaran.
RHUMK: Felino de gran tamaño, pariente del Jaguar Dientes de Cuchillo y mayor que éste. Es de pelaje negro y muy hirsuto, largos colmillos finos y curvados y ojos grandes de color verde claro. Su olfato y oído son finísimos, y su vista, igualmente aguda, le ayuda a ver en la oscuridad. Sus ojos adquieren fosforescencia cuando se siente amenazado. Son escasos y huidizos pero cuando se enfrentan a un enemigo, sea hombre o animal, son letales.
SAURIUS: Reptiles terrestres de impresionante tamaño. Los hay de muchas clases pero todos son terriblemente agresivos, atacando sin mediar provocación. A pesar de su gran tamaño, las almohadillas de sus pezuñas les hace ser muy silenciosos al andar.
SEYRINK: También llamado la Lágrima Azul, es una piedra con forma ovalada, de color azul intenso, engarzada en una cadena de plata. Su aspecto es sencillo y se desconoce realmente cuál es su verdadero poder aunque se tiene la creencia de que quien lo posea puede hacerse dueño y señor de Ákaran. Supuestamente es la última lágrima que derramó Sihana antes de desaparecer.
TÉNEBRO: Hombre o mujer, tanto duende como humano, que ha sido manipulada su mente por un hechicero hasta lograr hacerse con su voluntad y conseguir su total sometimiento. Preparados física y mentalmente para matar, son los guardianes de los Hechiceros.
TERRITORIOS: Ákaran está dividida en distintas regiones. Los territorios humanos gobernados por un Amrae son tres: Lébarik, Elsenair y Razgrad. Las Islas Falharis pertenecen al territorio de Lébarik. También como territorios independientes humanos se encuentran: Bharayn, habitado por los Bharys, Hijos del Desierto; Albar, tierra de Magos y Morgia, tierra de Hechiceros. Los territorios de los Duendes son a su vez: Eboria, hogar de los Menaikas; Nueva Anxaran, hogar de los Ankomins; Faleban, hogar de los Talmar; Tarall, hogar de los Arefas del Norte; Niamark, hogar de los Arefas del Este. Por otro lado, se hallan los territorios de Tyri-Anm al norte, hogar de los Naias; la isla de Ylora al este, hogar de los Yloranos y Yeodim al sur, hogar de los Mullgrins.
TSIAR: Ténebro que, tras haber sido liberado por el hechicero al que servía o por la muerte de éste, se convierte en un Cazador de Hombres, cobrando por ello.
VAZ-SI: Bestia de unos 2,5 metros de altura, similar a un humano pero con el cuerpo cubierto de vello castaño-rojizo. Su cabeza tiene forma triangular y de su poderosa mandíbula surgen dos cuernos, uno a cada lado, que se curvan hacia arriba. Tiene una columna vertebral prominente, terminada en una larga cola peluda como la de un zorro. Sus garras y sus pezuñas poseen aguzadas uñas negras y retráctiles. Son muy escasos y hay muy pocas hembras.
VAZ-SIAGH: Hijo de un Vaz-si y una mujer humana o duende. En la época de celo y puesto que hay muy pocas hembras, los Vaz-si suelen atacar a jóvenes a las que sorprenden en los bosques. Los hijos nacidos de estas uniones son marcados mágicamente por un hechicero para después ser enviados a Ardam Ardha, la Isla de los Malditos, y allí trabajar en las minas de hierro.
YGROW: Oso de unos tres metros de longitud corporal, de pelaje castaño, más feroz y agresivo que un oso normal.
YLORANOS: Seres, mitad humano, mitad duende que llegaron desde una isla remota para instalarse en una de las islas que conforman Ákaran. Sus cabellos son siempre rojizos y sus ojos suelen tener tonalidades peculiares. Son muy hermosos y de aspecto aniñado.
lunes, 21 de abril de 2014
EL CABALLERO TSIAR: Comienza la saga...
Dejaros llevar por la aventura del Caballero Tsiar, el asesino de noble corazón. Este es el principio de un viaje en busca de respuestas donde la magia, la fantasía y el amor se entremezclan en la vida del protagonista: Larney, alguien tan despiadado como tolerante, tan duro como frágil; el misterioso e inquietante caballero, vestido de negro, que ha de ocultar su rostro bajo una capucha...
Os invito a viajar con él en un mundo de magos y hechiceros, de humanos y duendes, de animales mágicos y monstruos, de bandidos y nobles... Un mundo en peligro cuya salvación o destrucción en el futuro podría depender de que el protagonista logre resolver el enigma de su propia identidad...
viernes, 18 de abril de 2014
jueves, 17 de abril de 2014
Mapa de Ákaran
- MASOR
- TALEK
- MILTRAN
- SHARIN
- ESTRECHO
HELMORE
- DESFILADERO
DE OBERMEM
- LAGO
MERRION
- VALLE DE
LOS ENARIS
- LA
SONRISA DEL ABISMO
- EL
JARDÍN DE DALARIATH
- CORANI
FAIR
- HERIA
- CASCADA
- JARDINES
DE ARNEYEN
- BOSQUE
DE TOLLCHEN
- BHARY-HAZALY
- ESTATUA
DE TOLKAN
- KUINAZ
- SINDARHE
- PANTANO SIN
RETORNO
- VEISIN
- MONTAÑA
ALPENJORN
- VALLE DE
ALANDALL
- GRUTAS
DE VALYAR
- SYLAZ
- SEPPEK
- ACRIA
- ERIVO
- RONARYN
- MONTAÑAS
DE FARK
- HUTTELER
- FRELLEN
- KARIS
A la venta en papel, bajo demanda y amazonKindle
Precio de la novela en edición papel: 19,95€ + gastos de envío. Consta de 714 páginas. Disponible también en eBook a 2,68€ y bajo demanda. En edición papel puedes hacer pedido directo a la autora a través de su página de facebook, twitter o vía hotmail (adjunto a la derecha)...
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También puedes encontrar la novela en papel en estas librerías:
Librería Maribel, c/Goienkale, 9 Bajo, Ermua (Vizcaya)
Librería Urrike, c/Kalebarria, 15, Durango (Vizcaya)
domingo, 19 de enero de 2014
Vídeo promocional de la novela
En este booktrailer tenéis una pequeña presentación de la novela. Espero que os guste...
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